Un día de juegos y conexión: el proyecto Hogares sigue creciendo
En el marco del proyecto institucional Acción Solidaria se llevó a cabo en junio una nueva jornada coordinada por docentes y ex alumnos, con el objetivo de compartir una experiencia de encuentro, escucha y contención con niños de Hogares Infantiles de la Provincia de Buenos Aires, y a fin de agosto se repitió. Por Pedro Chames, Victoria Sanchi, Lautaro Suarez 5º COM A
En el marco del proyecto institucional Acción Solidaria se llevó a cabo en junio una nueva jornada coordinada por docentes y ex alumnos, con el objetivo de compartir una experiencia de encuentro, escucha y contención con niños de Hogares Infantiles de la Provincia de Buenos Aires, y a fin de agosto se repitió.
Acción Solidaria llevó adelante en junio un nuevo encuentro del proyecto Hogares. La jornada tomó lugar en dos sitios en simultáneo, más de veinte niños del hogar Nomadelfia se acercaron al IEA y un grupo de ex alumnos del colegio viajó al hogar Pascual Crudo en Pontevedra. Este programa funciona desde 2009 y busca compartir actividades recreativas con niños de hogares del conurbano bonaerense utilizando el juego, la escucha y la compañía como herramientas de contención.
El segundo encuentro fue el 23 de agosto donde además de los habituales juegos, se le entregó a cada niño y niña, un paquete con juguetes y juegos de mesa donados por la comunidad, con el objetivo de continuar fortaleciendo los lazos con los chicos, ofrecerles nuevas actividades y acompañamiento, y sostener el espíritu solidario con el que se inició este proyecto.
Estas jornadas requieren una preparación anticipada. Antes de cada encuentro, los exalumnos, docentes y líderes organizan reuniones para planificar las actividades que se llevarán a cabo con los chicos. Se piensan propuestas recreativas, se recolectan donaciones y materiales, se preparan juegos con mensajes y dinámicas que dejen alguna enseñanza para que los chicos las puedan aplicar en su día a día. También se coordina la logística del desayuno, el almuerzo y la merienda aprovechando estos espacios para diálogo y cercanía. Todos estos pasos previos muestran el compromiso y la dedicación con la que se vive este proyecto dentro de la comunidad educativa.
El proyecto surgió en 2009 como una alternativa al tradicional viaje solidario a Misiones, ya que ese año una epidemia de dengue y gripe A impidió que se pudiera viajar. Frente a esa situación, la Comisión de Acción Solidaria buscó una manera de seguir ayudando y acompañando y decidió comenzar a visitar hogares de la provincia de Buenos Aires. Desde ese momento, el proyecto Hogares se mantuvo activo todos los años, adaptando su modalidad, pero sin perder su esencia: compartir tiempo, escucha y alegría con niños y adolescentes que muchas veces no tienen oportunidades de vivir una jornada así.
Actualmente, se visita al hogar Pascual Crudo en Pontevedra y reciben en el colegio a los chicos del hogar Nomadelfia de El Pato. Las actividades comienzan alrededor de las ocho y media de la mañana, con un desayuno compartido. Luego se realizan juegos recreativos, actividades deportivas, manualidades, acompañamiento escolar y lectura de cuentos. El almuerzo es un momento clave donde los chicos comparten la mesa con los exalumnos y se generan conversaciones y vínculos. A lo largo de la jornada también hay tiempo para merendar y cerrar el día con una reflexión grupal.
Nahuel Barceló, Preceptor, ex alumno y referente del proyecto, explicó que muchas veces los chicos llegan tímidos, pero se van contentos. “Lo más valioso es que sepan que pueden divertirse y que alguien se preocupó por ellos. A veces eso no es habitual en sus vidas”, comentó. Además, agregó que para muchos ex alumnos la experiencia es transformadora porque permite ver otras realidades y valorar lo propio. Según él, la gratificación no está solo en lo que uno ofrece, sino también en lo que uno recibe emocionalmente al participar.
Ignacio Chaumont, Coordinador del proyecto y Docente de Comunicación, señaló que los hogares muchas veces alojan niños que están judicializados, separados de su familia por orden de la justicia, por eso, compartir una jornada donde se sientan acompañados, escuchados y valorados es fundamental. Chaumont también remarcó que este proyecto requiere un compromiso extra por parte de los exalumnos, ya que la mayoría de ellos estudia, trabaja y aun así decide dedicar parte de su tiempo libre para planificar y participar de cada encuentro. En este sentido, muchos voluntarios señalan que ver otras realidades les abre la cabeza y les enseña a ser agradecidos de lo que tienen.
Rocío Giménez, ex alumna y participante del proyecto, describió la experiencia como “hermosa” y contó que desde los preparativos con su grupo hasta el momento de volver a casa, todo está lleno de emoción. “Me llevo anécdotas, muchas risas y amor. Sentirse visto, oído y entendido es algo que les cambia la semana, incluso el mes. Eso hace que levantarme un sábado temprano valga la pena, porque sé que lo que se viene es algo único”, afirmó. Dolores Lavia, otra ex alumna, explicó que continúa participando porque, después de haber viajado a Misiones, el proyecto Hogares también la llena a nivel personal y le permite ayudar de una forma distinta, pero igual de importante. Cada encuentro deja una huella enorme en los niños y una mayor en los voluntarios.









El proyecto Hogares forma parte de Acción Solidaria, una propuesta institucional creada en 1989 con la intención de que los alumnos valoren la vida, se sensibilicen ante la realidad del otro y transformen la palabra en acción. Durante todo el año el colegio realiza colectas de ropa, útiles, alimentos y juguetes, y se organizan eventos solidarios para recaudar fondos.
Los encuentros de junio y agosto son ejemplos concretos de ese trabajo solidario permanente. El 23 de agosto se repitió la jornada, esta vez con nuevas propuestas y sorpresas preparadas por los exalumnos y docentes. Según relatan los voluntarios, muchos niños recuerdan con alegría las actividades y esperan con entusiasmo el próximo encuentro.
Al finalizar cada jornada, los chicos se despiden con abrazos, dibujos o cartas. Estos gestos muestran que el encuentro tuvo un impacto emocional real. Nahuel Barceló explicó que esos momentos son los que le dan sentido al proyecto: “verlos reír, jugar y sentirse acompañados por un rato hace que todo valga la pena”. Para muchos voluntarios, esas pequeñas cosas les dejan una enseñanza más profunda que cualquier otro tipo de actividad.
Desde la institución se destacó que el proyecto no solo ayuda a los niños de los hogares, sino que también educa a los ex alumnos y estudiantes en valores que llevarán para toda la vida. Participar de Hogares significa aprender a trabajar en equipo, adaptarse, brindar tiempo y escuchar. Según Nahuel e Ignacio, ese aprendizaje es incluso más valioso que cualquier ayuda material. También remarcaron que muchas veces los jóvenes se sienten agradecidos por poder ver otra realidad y tomar conciencia de situaciones que antes desconocían.
La comunidad educativa seguirá acompañando esta propuesta, promoviendo nuevas jornadas y alentando a más jóvenes a sumarse. El objetivo principal sigue siendo el mismo: construir puentes con quienes más lo necesitan, compartir el tiempo y dejar una huella positiva. El proyecto Hogares seguirá creciendo para que cada encuentro sea un día lleno de juegos, afecto y contención, tanto para los chicos como para quienes participan. También invitamos a la comunidad a seguir de cerca todas las iniciativas del área a través del perfil de Instagram @accionsolidaria.iea, donde se publican imágenes, novedades y convocatorias de participación a lo largo del año.
Pedro Chames, Victoria Sanchi, Lautaro Suarez 5º COM A